Integrantes de la Comunidad Pablo Marifilo de Pucura, así como familias del Lof de Challupen, Traitraiko y Pucura se reunieron por 7 sesiones durante el mes de noviembre y diciembre para recuperar habilidades interrumpidas por una o dos generaciones del trabajo con la greda. Cabe destacar que el sector, en la falda sur del hoy llamado Volcán Villarrica, proviene de una larga tradición alfarera. Desde la década de los 60 que en el sector se encontraron restos arqueológicos de antigua data de uso tanto cotidiano como ceremonial de la alfarería. El Alero Marifilo es uno de los sitios más reconocidos encontrados en el lado norte de la orilla del Lago Calafquen. Esas piezas extraídas del territorio han quedado guardadas en instituciones de conservación patrimonial lejos de los Lof Ancestrales, herederos de esos quehaceres. En este sentido estos talleres vuelven a encender el fuego y recuperar las habilidades de esta creación que es parte vital del vivir mapuche. “Derrepente uno ve harto en los museos, pero hoy día lo tenemos nosotros construido por nuestras manos” agrega Zoila Ancalef Punulef, una de las participantes y habitante del sector de Challupen.
En las sesiones, además de aprender paso a paso la técnica del amasado y construcción de distintas piezas, se compartieron vivencias de cómo desarrollaban este trabajo, así como era la vida de los antiguos, familiares mayores de los asistentes al taller. “Tenía conocimientos de estos trabajo, pero solamente era una cuestión teórica. Nunca se había presentado la posibilidad de aprender este procedimiento” comentó Benjamin Curilef Lefinao, vecino del sector de Lluncura.
Las actividades se desarrollaron en Pucura, actual comuna de Panguipulli. Fue un taller para fortalecimiento del oficio de wizufe. Por 7 sesiones facilitadas por Yimara Praihuan Guerra y Juan David Holguín del Taller Rag Mapu, espacio recientemente instalado en la zona lacustre como Taller y Galería de Arte. Este proceso comunitario de trabajo con greda se desarrolló con la activa participación de la Comunidad, particularmente la Comunidad indígena Pablo Marifilo de Pucura, así como integrantes de los Lof ancestrales aledaños de Challupen, Traitraiko y Lluncura. Dentro de lo que se comentaba mientras se trabajaba era el hecho de que actualmente no había quien practicara regularmente este trabajo, por lo que al finalizar el compromiso fue seguirse reuniendo tanto para modelar piezas como para cocerlas.
Recuperando lo perdido
“Cuando nosotros decimos que estamos haciendo una reivindicación entra todo un conjunto de actividades. Siempre uno escuchaba conversas de que existían metawe, pero nunca vimos que realmente que si era una necesidad. Y este reencuentro de diferentes lof nos identifica con todo un espacio y una cultura. Cuando nos encontramos con este tipo de actividad, nos recuerda muchas cosas, es emocionante porque es parte de nosotros” expresa Benjamin Curilef Lefinao
Yimara Praihuan, una de las gestoras de la iniciativa, por su parte, plantea que una de las solicitudes hechas por las comunidades fue de hacer un trabajo de revitalizar las kitras (pipas), implementos que son usados para fumar tabaco en ceremonias en estos sectores que se vinculan estrechamente con el volcán.
En ese sentido, la papay Zoila Ancalef valora el haber recuperado estas habilidades de sus antepasados, pues “a mi edad que tengo conocimos varios cántaros que existían acá” Para ella, talleres como este “son un buen trabajo, un aporte para la comunidad, para la gente que entramos en ceremonia. “Yo tengo algunos implementos, el metawe que lo he adquirido. Qué mejor ahora que lo estoy construyendo para mí, para mi uso utilitario” plantea Zoila
Luego del taller, quedó con varios implementos en greda hecho por sus propias manos “Yo ahora hice un cántaro. Hice un malwe (vaso para tomar agua), hice un maté. Ahora estoy elaborando un ketro metawe. Espero que me salga bien para cumplir mi sueño” reflexiona Zoila
Para los estudios formales de la cerámica mapuche o alfarería existen clasificaciones por períodos donde se habla de cerámica pitren, por ejemplo, sin embargo para los participantes, esa forma de ordenar la experiencia y el quehacer se aleja de la memoria transmitida por sus mayores donde la recolección y el modelado de la greda tiene la particularidad de este territorio, pero también se van modelando figuras, como el jarro pato/ Ketro Metawe de acuerdo al contexto y las necesidades de la vida en estos lugares.
“Es un gran avance que está haciendo la comunidad, las familias de este sector. Y se ha visto la diversidad de figuras que se han construido acá. Eso me satisface. Y a la vez esto de estar en un taller, sirve de motivación para otras generaciones. Ha servido para que tomen este trabajo no se pierda” sostiene la lamgnienn Zoila Ancalef
Cabe señalar que se adquirió un horno a gas con el fin de seguir desarrollando este oficio en cualquier época del año, así como el pago de honorarios de los profesores a cargo de la capacitación, adquisición de materiales y difusión entre otros. Se contó con el financiamiento de Fondart Regional, Cultura de Pueblos Originarios convocatoria 2021, fondo concursable que fue postulado por Yimara Praihuan en representación del Taller Rag Mapu donde se benefició a la Comunidad Indígena Pablo Marifilo junto a vecinos del sector de Pucura.
¿Vivir la cultura o estudiarla?
Al cierre del proceso hubo varias palabras entorno a la necesidad de retomar estos trabajos, pues es una reconexión más con sus raíces ancestrales, por ello la necesidad de darle continuidad a este proceso. Y esto es vital que lo desarrollen las propias herederas de esta tradición de vínculo y trabajo con la tierra arcillosa, pues existe una clara diferencia en cómo la arqueología ha presentado la cerámica mapuche y cómo son las memorias locales sobre ese quehacer. Si tomamos la definición de arqueología como la ciencia que estudia las artes, los monumentos y los objetos de la antigüedad, especialmente a través de sus restos no se logra terminar de comprender los dolores que hay en algunos territorios por prácticas pasadas de cómo llegaba la academia a trabajar con los restos de sus mayores, así como sus creaciones.
Décadas atrás con los trabajos de Mayo Calvo, una aficionada a la arqueología, entre otras personas, se desarrollaron una serie de excavaciones en cementerios indígenas y sitios de significancia cultural del sector de Challupen y Pucura. También cuentan las historias que vasijas encontradas fueron llevadas para estudiarlas a otro lugares o no se saben dónde puedan estar siendo expuestas. En este sentido, esta larga tradición alfarera, para algunas está separada por períodos, técnicas y fechas, para otros y otras es parte de la vida de la gente que habita y ha habitado por largo tiempo estos territorios. Una historia circular y una historia lineal que se amasan de una manera diferente y resisten el calor del horno de distinta manera.