Dirigentes comunitarias, educadoras tradicionales, defensoras del itrofill mongen (todas las formas de vida) frente al modelo extractivista basado en la explotación de la naturaleza, las mujeres mapuche del territorio de la Fütawillimapu conviven a diario alternando entre las labores de cuidado familiar y roles de representación territorial que han asumido.

Coinciden en que ninguno de estos roles (políticos, educativos y domésticos) se encuentran separados, pues defender el territorio significa asegurar las fuentes de vida para las futuras generaciones y la defensa de la educación intercultural bilingüe significa fortalecer la formación identitaria basada en la cultura y cosmovisión mapuche para la infancia mapuche.

Para dar cuenta sobre las situaciones de violencia y desigualdad que afectan a mujeres y niñas de pueblos originarios, organismos internacionales de derechos humanos como la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) en su Recomendación General 39 sobre los derechos de las mujeres y niñas indígenas pide (de manera obligatoria) a los Estados que forman parte de CEDAW que desarrollen y apliquen políticas integrales para proteger mejor sus derechos humanos.

Apropósito del Día Internacional de la Mujer Indígena que se conmemora cada 5 de septiembre, en homenaje a Bartolina Sisa, guerrera del pueblo aymara (Bolivia) asesinada por el poder colonial español, mujeres mapuche williche de la Fütawillimapu (gran tierra del sur) reflexionaron acerca de esta importante fecha y los desafíos que deben asumir para la defensa de su territorio y sus matrices culturales frente a lógicas coloniales arraigadas en la sociedad.

A través de este texto compartimos algunas visiones de lamuenes (hermanas) de las provincias de Osorno y Chiloé, acerca de los desafíos que tienen que enfrentar en áreas como la educación, representación político comunitaria y cuidado familiar.

Mujeres, educación y territorio

Marisol Aguas a la derecha junto a Rigoberta Menchu

Marisol Aguas a la derecha junto a Rigoberta Menchu

Marisol Aguas Deumacan, vive en el sector Llancacura, comuna de La Unión y se desempeña como Educadora Tradicional en el Colegio Misión College de Osorno, comenzó a trabajar como educadora tradicional desde los inicios del programa de educación intercultural. Proviene de una familia campesina y en algún periodo de su vida tuvo que trabajar como nana para la obtención de recursos económicos.

Nos cuenta que para ella “los desafíos siguen siendo los mismos, yo no veo muchos cambios, a pesar de que desde  nivel institucional se habla de desarrollo, pienso que las mujeres aún seguimos atrapadas en esa forma de vida en la cual tenemos que salir a buscar recursos laburando en trabajos precarios para poder solventar a nuestros hijos y familias. Muchas mujeres indígenas tienen que criar solas a sus hijos/as a causa del abandono de los wentru (hombres) que fueron sus parejas, eso pasaba años atrás y sigue ocurriendo en la actualidad”.

Por otra parte, las comunidades mapuche han visto afectadas sus formas de vida a causa del despojo territorial impuesto por el Estado chileno y pese a que -para superar esta situación- “las mujeres indígenas se han profesionalizado, especialmente las más jóvenes, todavía existe un sector etario a quienes les tocó hacerse cargo del cambio de forma de vida en los sectores rurales como consecuencia del despojo territorial y sobrevivir con una poquísima cantidad de tierra para vivir en el campo, eso ha obligado a las mujeres a emigrar para ganarse la vida en trabajos precarios en la ciudad”, relata Marisol Aguas.

Aguas afirma que “si bien existen muchas leyes que resguardan sus derechos. Vivimos la desigualdad en todo ámbito, para quienes trabajamos en educación resulta un tremendo desafío enfrentar el clasismo, el racismo y la agresión de parte del alumnado. Pese a esto seguimos tratando de impulsar la educación intercultural, porque creemos que es fundamental permear a los entes educativos para avanzar en la formación de profesionales más empáticos con los pueblos originarios. Poder contar con la educación intercultural en nuestros colegios ha sido y es un anhelo para nuestra gente”, expresa.

Fanny Guenteo (en el centro), educadora tradicional de Curaco de Velez Fanny Guenteo Necul, tiene treinta y siete años, es educadora tradicional en el Liceo Alfredo Barria de Curaco de Velez y nació en Compu, una comunidad mapuche ubicada al sur del Archipiélago de Chiloé.

Refiriéndose a los diferentes desafíos que deben enfrentar como mujeres de pueblos originarios señala que “la discriminación y el racismo -pese a la disminución paulatina- se sigue dando en algunos lugares”.

Esta situación se trasunta al ámbito de la educación, “como educadoras tradicionales estamos enfrentadas a la lucha de entregar una educación con pertinencia donde se rescaten nuestras creencias, nuestra cosmovisión, nuestra cultura y la revitalización de nuestra lengua. Siento que hemos ganado un pequeño territorio en este ámbito, pero nos queda mucho camino por avanzar”. (…) “vivo en un territorio en el cual por años se ha invisibilizado nuestra cultura y nuestra lengua. Entonces nuestra labor como madres y educadoras tradicionales insertas en colegios, es revitalizar el kuifi kimün (conocimiento antiguo), porque en el pasado las mujeres jugamos un rol crucial o fundamental en la transmisión de nuestra cultura y nuestra lengua, hemos visto la presión de adaptarnos a la sociedad dominante que invisibiliza nuestra identidad cultural”.

Además de problemáticas relacionadas con la desigualdad económica y dificultades de incorporación al mundo laboral, la falta de representación política asoma como otro de los desafíos que deben sortear, “tenemos muy poca representación política y a muchas mujeres les gustaría tomar las riendas en esta área, pero sin embargo se obstaculizan nuestras voces y necesidades cada vez que necesitamos ser escuchadas”, plantea la educadora tradicional Fanny Guenteo.

Defensa territorial y derechos

Los territorios para las comunidades indígenas, además de ser el espacio físico que habitan, poseen una dimensión cultural y espiritual, por lo tanto, cuidarlo significa preservar formas de vida basadas en el respeto con todas las formas de vida (itrofill mongen).

En ese contexto, las mujeres de la Fütawillimapu han venido asumiendo roles de representación para hacer frente a la amenaza de industrias extractivas que perciben la naturaleza como un recurso a explotar para la obtención de ganancias económicas.

nonePamela Zúñiga Neun, es originaria del Lof Mapu Viluco del Wapintu Quinchao (Archipiélago de Quinchao) y además habita en la comunidad Mon Fen de Yaldad, al sur de Chiloé, territorio insular que viene siendo centro de disputas entre actores del mundo empresarial (industria acuícola), gremial (sindicatos de pescadores artesanales), estatal y comunitario (comunidades mapuche williche) que intervienen en los usos y propiedad del mar.

En el contexto de sobreproducción (por parte de la industria acuícola) y extracción desmedida de especies marinas para la comercialización, las comunidades indígenas vienen levantando experiencias de administración de espacios costero marinos de pueblos originarios delimitados alero de la Ley Lafkenche N° 20.249, cuya administración es entregada por el Estado a comunidades o asociaciones de ellas, cuyos integrantes han ejercido el uso consuetudinario de dicho espacio.

En la actualidad existen espacios costeros marinos de pueblos originarios en tramitación, siendo la comuna de Quellón la que concentra la mayor cantidad de ellos; la comuna de Quinchao tiene completamente rodeada su isla de espacios costeros, la provincia de Chiloé y la región de Los Lagos tiene la mayor cantidad de espacios costeros del país.

En ese marco, Pamela Zúñiga ha asumido cargos de representación para defender los derechos de su territorio de origen (Wapintu Quinchao), desde donde ha desempeñado un rol de apoyo técnico y articulación de las comunidades generando nexos con otros territorios e instituciones.

Hace poco dejo el cargo de dirigente de su comunidad Viluco, pero explica que en la instancia del Futa Trawun Wapintu Quinchao, “participan 33 comunidades y 3 asociaciones urbanas que decidieron organizarse el 2017,  posterior al desastre del mayo chilote para trabajar en torno a la ley lafkenche”, en ese marco “formamos dos comisiones de educación intercultural y comisión de salud, donde en cada una de estas comisiones participan dirigentes”.

Visualizando la importancia de la defensa de procesos de base, Pamela Zúñiga piensa que los principales desafíos como mujeres en la actualidad guardan relación con el posicionamiento en los distintos roles “principalmente políticos que han estado ocupados históricamente y de forma mayoritaria ocupados por wentru (hombres). En el archipiélago de Quinchao tradicionalmente existían al menos una mujer longko, no obstante, por la imposición de lógicas de discriminación colonial, las longko zomo fueron poco reconocidas. Hoy en día estamos nuevamente validándonos como mujeres y recuperando lo que nuestro pueblo ancestral siempre hizo con respecto a fortalecer el pulli (espíritu o misión de vida) que porta cada persona relacionada a un rol, oficio o habilidad natural (lawentuchefe, guillatufe, ngenpin)”.

Zúñiga agrega que “las mujeres tienen que atreverse a ocupar los roles y enfrentarse a la devastación del bien más preciado que tenemos como mapuche (gente de la tierra) que es la naturaleza, la cual cada día está más destruida, nuestros mares están contaminados y escasea el alimento. Creo que como mujeres que siempre nos preocupamos por el bienestar de nuestra familia y comunidad, es muy lamentable ver como se va destruyendo fuentes de vida y la soberanía alimentaria. Por ahí nace nuestra preocupación por defender -desde los ámbitos más espirituales y políticos- el territorio en el cual vivimos y habitamos lidiando además con el cuidado de los hijos y tareas domésticas”, explica.

noneProsperina Queupuan, es una conocida dirigente mapuche williche de San Juan de la Costa, provincia de Osorno, además es Trabajadora Social de la Dirección de Pueblos Originarios de la Universidad de Los Lagos, en donde ha estado a cargo del área de fortalecimiento identitario y proceso de participación para la implementación de una política universitaria de Pueblos Originarios (aprobada en el mes de julio pasado).

Analizando la situación de las mujeres de pueblos originarios, reflexiona que existe “un tránsito desde el hogar, la familia pasando desde ese espacio a la dirigencia, además tenemos otros espacios de preocupación relacionados a los saberes y toma de decisiones con respecto a estos temas, en los cuales venimos participando y  poniendo en discusión temas relativos a la defensa del agua, cuyo déficit viene afectando a muchísimas familias, por eso creo que una de las principales preocupaciones en nuestro rol están ligada a estas temáticas, sin dejar de lado la crianza de nuestros hijos y la formación identitaria de los mismos a través de nuestra cultura, el idioma y la filosofía del küme mongen”.

Además de la preocupación por las problemáticas medioambientales y la educación territorializada para las infancias, Queupuan agrega que “los espacios donde se produce conocimiento (universidades) donde algunas mujeres indígenas hemos estado trabajando, buscamos que nuestros saberes sean reconocidos y respetados bajo un marco de derechos, lo cual debiera prevalecer en todos los ámbitos en los cuales estamos inmersas”, concluyó.

Por José Luis Vargas

Imagen portada: Simona Mayo

 

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